lunes, 10 de marzo de 2014

Capítulo 0: Un viaje casi inesperado.



Sólo fue un comentario. Mi amigo Suso Costa estaba inmerso en uno de sus alucinantes viajes por el globo terráqueo y en una de sus múltiples fotos subidas al Facebook, creo recordar que se trataba de algún fabuloso paisaje Centroamericano, le escribí lo primero que se me ocurrió: 

 "Cómo vives cabronazo... Si por un casual te da por hacer la Ruta del Ché me avisas eh? jeje...".

Pura inocencia, lo juro. Creí que era uno más de las decenas de comentarios que la realización de una aventura de ese tipo suscita entre los amiguetes. Y no era para menos; Suso estuvo 4 meses recorriendo primero Cuba a lo mochilero, después volando a México D.F., donde compró una bicicleta con la que realizar muchísimos kilómetros atravesando Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y llegar finalmente a Panamá. En años anteriores había viajado por toda Rusia en el Transiberiano, cruzado Mongolia por el desierto de Gobi, China desde Beijing hasta el Tíbet, un trekking por el Annapurna en Nepal, dar clases a niños en Bangla Desh, recorrer todo el sudeste asiático y Australia... Un experto. 
Después de éstas escapadillas, como de costumbre, regresa a su Galicia natal y ya en temporada de esquí a los Alpes franceses a currar.
Y fue desde allí que una fría noche de Febrero del 2013 me escribió: 

"Que paixa loco?
Por aquí pusiste un dia que si alguna vez me hacía la ruta del Ché te avisara, jeje. Pues la haré, comenzando a final de este año, seguramente en moto, y si es con alguien mejor, qué, te animas?".


 Como seguramente muchos de vosotros sabéis por la película Diarios de motocicleta, Ernesto Guevara de la Serna, icono de la juventud rebelde de todo el mundo, se embarcó allá por 1952 (unos 7 años antes de ser mundialmente conocido como El Ché) en un viaje junto a su amigo Alberto Granado, a lomos de una moto propiedad de éste último, por América del Sur. Eran estudiantes de medicina en su Argentina natal. Ernesto contaba con 23 años entonces y Alberto 29. Éste viaje cambió sus vidas para siempre. Ernesto escribió en su diario al finalizar el periplo:

El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra Argentina, el que las ordena y pule, "yo", no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra "Mayúscula América" me ha cambiado más de lo que creí.

Volviendo a aquella noche de Febrero del 2013, un amigo me había hecho una proposición, y bastante decente. Y había que dar una respuesta.

- Pues así de sopetón... Ahora mismo tengo trabajo y tendría que mirar a ver los días de vacaciones que cuadrasen y tal, pero dicen que el mes que viene van a echar a gente y yo soy de los últimos en llegar, así que ya te confirmaré.

- No es fácil, es mucho tiempo y pasta. Piénsatelo y con lo que vayas sabiendo me informas.


- La pasta no es problema, tengo mucho ahorrado, es el tema curro, ya te informaré... pero de momento cuenta con mi "SI".


Y así fue como casi inesperadamente me he embarcado en esta locura. Digo "casi" por razones concretas; y es que con la dichosa crisis económica (de toda índole, diría yo) Europea y que yo ya empezaba a estar bastante hastiado de todo lo que últimamente me rodeaba, ya se me había pasado por la cabeza más de una vez la idea de volver a cambiar de aires, como 10 años antes en 2003 hice yendo a vivir a Londres una temporada. 

Al mes siguiente, en Marzo 2013, se confirmaron mis sospechas y la empresa en la que trabajaba, Elecnor, me da de baja. Comienza la preparación del viaje.




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